Santiago 2023 dejó un desafío: terminan los Juegos Panamericanos que tuvieron a Chile como protagonista en América, y el atletismo se convierte en el deporte que acapara la mayor cantidad de público, llenando el histórico Estadio Nacional de Chile. Suena el clásico “Competidores a sus marcas”, y el “deporte rey”, con su más puro arte e identidad, logra mantener en silencio a 50.000 personas en simultáneo. Luego, suena el disparo, y la emoción desborda.
Chile, más conocido como el país del fin del mundo, se convierte en el epicentro deportivo y el público se ve reflejado en sus colores honrando la identidad nacional; los competidores se alzan como héroes ante espectadores que los observan en el campo de fuerza, velocidad y resistencia. Los Juegos panamericanos resonaron en la gente como la materialización del esfuerzo de años de trabajo en silencio, que Santiago 2023 transformó en un espectáculo sin precedentes.
Santiago 2023 fue el inicio de una nueva historia para el atletismo en Chile; el orgullo de ser chileno se fundió en el estadio que, durante cinco días, se convirtió en el despertar de un país. ¿Qué vendrá después? ¿Qué legado dejará el “país del fin del mundo”?
Un Legado en Construcción: De Héroes Nacionales a Íconos Internacionales
Si nos mantenemos en la cronología, el maratonista Hugo Catrileo sería una de las figuras que el público reconocería de inmediato. El oriundo de Puerto Saavedra y con orígenes mapuches, dedicó años de su vida al trabajo en su tierra demostrando en cada entrevista una de sus mayores cualidades: La humildad. Hugo, o, “Huguito” alcanzaría la primera medalla panamericana para Chile en los 42.195m.
Con banderas mapuches y chilenas, Catrileo fue recibido en su comuna en una caravana de admiración. Aquella historia no terminaría ahí, puesto que se avecinaban los anhelados y controversiales Juegos Olímpicos de París 2024.
La maratón chilena tenía a dos estrellas que batían una y otra vez el récord nacional de la distancia que tuvo una vigencia de 30 años. Carlos Díaz clasificó directo a la cita de los anillos tras lograr la marca mínima, y Hugo Catrileo apostó a la clasificación por ránking – la cual fue cumplida con éxito- sin embargo, la sorpresa fue cuando salió aquella lista y Catrileo queda fuera.
Hugo revolucionó y despertó al público que lo siguió desde aquella “Plata panamericana” y clamó su clasificación. Una situación que parecía injusta, pero que fue escuchada por los miles de chilenos y sudamericanos que exigían a la organización mundial de atletismo cumplir la clasificación del nacional. Catrileo, finalmente, corrió entre las calles parisinas que hacían una sinergia entre la historia, el olimpismo y el arte.
Si de íconos internacionales hablamos, es inevitable no recordar a Santiago Ford en los Juegos Panamericanos al cruzar caminando la meta de los 1.500m, última prueba del decatlón. Ford, honró su historia, honró la historia de miles de extranjeros que buscan nuevas oportunidades, y honró a nuestro país al elegir vestir los colores chilenos.
Aquella inspiradora historia, y aquella metáfora de cruzar la meta caminando, relata el momento en que Santiago Ford, nacido en Cuba, hace unos años cruzó a pie los pasos fronterizos para con valentía, buscar surgir en tierras que no eran las suyas.
Desde el “fin del mundo”: Así, nos dicen. Y desde la cuna del Lanzamiento del Martillo Sudamericano, Temuco, nacen dos héroes del deporte nacional: Gabriel Kehr y Humberto Mansilla. Aquellos atletas que han coronado pódiums alrededor del mundo, clasificándose y mostrando la bandera chilena en los eventos deportivos más importantes a nivel internacional. Hablar de Kehr y Mansilla es hablar de un constante top15 mundial, en un país que recién comienza a valorar el alto rendimiento, y compite con el continente que lidera el calendario del atletismo mundial.
Estrategia, sacrificio y desventaja: Cuando en Europa es invierno entra la temporada bajo techo, hoy llamado “Short track”, que simboliza correr en un gimnasio con pista techada y temperada. En Chile y Sudamérica entra el verano y, por ende, la adaptación obligada al calendario europeo. Los velocistas corren 60 metros, los lanzadores sólo lanzan bala, y los mediofondistas deben adaptarse de una pista de 400 metros a una de 200. Todo lo anterior, para no quedar en desventaja -aquella que es evidente-.
Por el lado contrario, cuando llega el verano en Europa, Sudamérica entra en invierno, y la única alternativa para que los atletas se mantengan en la arena competitiva es tener que viajar por 2 meses al otro lado del mundo. A esta parte le llamaremos Sacrificio.
Aquí, figuras como Martina Weil entran al escenario. Radicada en Bélgica y entrenada por un francés. Weil, hija de la medallista olímpica Ximena Restrepo, ha escrito su idolatría en Chile simplemente por ser Martina. Aquella joven que apostó por volar de su país para estar a la par con sus competidoras, aquella joven que eligió la vida del alto rendimiento, aquella joven que busca dejar a Chile en lo alto de la élite mundial del atletismo.
La valentía puede desafiar las barreras geográficas y culturales; es la historia de un país del “fin del mundo” que se abre paso en el mapa del atletismo mundial, inspirando a nuevas generaciones a soñar con metas que no se limitan por el origen o las circunstancias.
La Geografía como Campo de Entrenamiento: Chile, largo y angosto.
Chile, conocido como el país del “fin del mundo” no solo por su ubicación, sino también por su diversidad de climas y paisajes extremos. Desde el árido desierto de Atacama, pasando por el Mediterráneo en el centro, cubierto por la majestuosa cordillera de Los Andes, hasta los gélidos vientos de la Patagonia. A un costado, está Rapa Nui, quien termina de vestir a Chile de mística e identidad. La geografía chilena logra ser una extensión de carácter de cada atleta que conecta con el país que representa.
En los senderos y planicies del norte, la marcha atlética florece; los atletas se vuelven un reflejo de la tierra alta y desértica, donde el aire escasea y la voluntad humana desafía la falta de oxígeno. En el centro, la zona de velocidad, el suelo firme y los vientos templados impulsan a los velocistas a correr como si fueran parte del viento mismo.
El sur de Chile acuna el medio fondo, fondo y los lanzamientos con los climas impredecibles y paisajes indomables. Sur de Chile, donde la madre tierra hace su referencia.
La historia también se hace presente en esta mixtura de geografía, deporte y cultura; desde tiempos prehispánicos, los pueblos originarios de Chile practicaron las bases del atletismo, con prácticas de resistencia, fuerza y destreza. Es en esta herencia ancestral donde los atletas chilenos encuentran la conexión con las aptitudes que otorga el deporte, y representan la continuidad de una historia que se escribe desde siglos: Chile no sólo es el país del fin del mundo.
Actualmente, la misión que declaró la “Atlética Chilena” la federación nacional de atletismo, es llegar a todos los extremos del país. Hace unas semanas, Rapa Nui inició el camino del atletismo hacia el alto rendimiento, de la mano del campeón panamericano Lucas Nervi, quien fue el primer atleta en vivir y escuchar el himno nacional coreado por el público del Estadio más prestigioso de Chile. Luego de convertirse en héroe nacional en los Juegos Panamericanos, decidió apadrinar la zona y ser un referente entre los niños de la isla.
Nuevas generaciones, nuevas historias.
Desde una pequeña localidad ubicada en la zona central de Chile, Linares, nace la próxima estrella de la velocidad masculina: Benjamín Aravena, el atleta que entrena en pista de tierra y se ha coronado campeón sudamericano de 100 y 200 metros en la categoría u18 y u20, es la carta para batir los récords del “blanco más rápido del mundo” Sebastián Keitel. Después de cada carrera, su mensaje ha sido claro: “Pese a las adversidades, con convicción y esfuerzo todo se puede lograr”.
En este mismo esquema aparece Ramón Fuenzalida, quien, al correr por primera vez los 400 metros vallas con atletas de otros continentes, se da cuenta que es mucho más rápido de lo que cree. Sólo faltaba roce competitivo. Fuenzalida fue finalista mundial.
Acompañados de sus pares, 13 atletas en total que en el pasado Mundial de Atletismo de Lima 2024, lograron una actuación histórica, con 3 semifinalistas mundiales, un finalista mundial, y dos relevos nacionales corriendo con los mejores atletas del mundo. Atletas que siguen el trabajo de aquellos que estuvieron en París 2024, y en Santiago 2023, y que se desenvuelven en el legado deportivo que está forjando el país.
El futuro de Chile parece prometedor, con cada historia y deportista, el país se acerca a su sueño de estar entre los grandes del atletismo mundial. Y es aquí donde queda claro, que Chile no es el fin, sino, es el inicio del mundo y un legado en construcción.
Por Renate Pinninghoff Águila – Chile