Pioneros en todas sus líneas de acción, el atletismo chileno marcó la pauta y la visión de futuro en el desarrollo deportivo del país desde sus primeros pasos. La Federación Atlética de Chile se convirtió en la primera federación de atletismo de Sudamérica cuando el 21 de mayo de 1914, en reunión celebrada en el local de la Visitación de Educación Física en Santiago, los siete clubes atléticos existentes en el país acordaron la fundación de la Asociación de Sports Atléticos de Chile, que en 1918 pasaría a llamarse Asociación de Deportes Atléticos de Chile y que sería la entidad precursora de la actual Federación Atlética de Chile. Ese mismo año, Chile, junto a Argentina y Uruguay, marcarían otro hito en la institucionalidad de nuestro deporte, al constituir la Confederación Sudamericana de Atletismo, quedando designada la ciudad de Santiago como sede y siendo su primer presidente el señor Alfredo Betteley de Chile.Previamente, en 1912, el espíritu pionero de nuestro atletismo se había visto reflejado en la constitución de la actual Asociación Internacional de Federaciones Atléticas, la IAAF, entonces llamada International Amateur Athletic Federation, siendo uno de los 17 países de todo el orbe que dieron vida a nuestro máximo organismo atlético mundial.
El hecho, entonces, de que en 1896 un joven chileno llamado Luis Subercaseaux haya participado en las pruebas atléticas de un evento que recién nacía a la vida deportiva, como eran los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna en Atenas, instalando sin saberlo entonces a Chile como uno de los 14 países que tomarían parte en aquella cita inicial de la que hoy es, y cada cuatro, la máxima reunión planetaria de la humanidad, sigue confirmando el carácter fundacional y la tremenda visión de futuro que desde el principio caracterizó al atletismo chileno y sus señeros protagonistas. Hoy somos el único deporte que ha representado a Chile en las 22 ediciones de Juegos Olímpicos a las que nuestro país ha asistido. Y con 134 seleccionados a lo largo de estos 22 Juegos, el atletismo se alza nada menos que con el 25 por ciento del aporte a las selecciones nacionales olímpicas en estos 116 años. Es más, con dos medallas, gracias a las platas de nuestra máxima atleta de todos los tiempos, la gran señora del atletismo chileno Marlene Ahrens y su argenta en la jabalina de Melbourne 1956, y al aporte previo de un joven suplementero que poco a poco había ido labrando su camino en las distancias largas hasta darle a Chile el segundo lugar en el maratón olímpico de Amsterdma 1928, el atletismo criollo aporta nada menos que con el 15 por ciento del metal conseguido por Chile en los Juegos. Y si se considera que en total junto a estos dos podios, contabilizamos otros seis lugares entre los Top Ten olímpicos, con el sexto puesto del mismo legendario Plaza en el maratón de París 1924; los lugares sexto en Seúl ’88 y décimo en Los Ángeles 1984 del gran balista Gert Weil; el octavo lugar del martillero Ricardo Bayer en Amsterdam 1928; y los novenos puestos de la lanzadora de bala Natalia Duco en Londres 2012 y de Alfredo Jadresic en el salto alto de Londres 1948, lo cierto es que nuestro deporte ha entregado a las selecciones del país el 18 por ciento de los 40 Top Ten Olímpicos con que se alza nuestra bandera. En el contexto de los Juegos Panamericanos, el atletismo es el deporte líder del país en cuanto a su aporte metálico, con 12 de medallas de oro, 11 de plata y 17 de bronce. Todo ello, junto a la enorme fortaleza que han demostrado las selecciones atléticas nacionales en este siglo de representación, nos permiten sumar en total, en todos los torneos oficiales de selecciones a nivel sudamericano, iberoamericano, continental, mundial y olímpico de todas las categorías y especialidades, un total de 2.394 preseas en 100 años: un score que ningún otro deporte en Chile puede ostentar. Hoy, en plena era del alto rendimiento, el gran objetivo de nuestra Federación Atlética de Chile, la Atlética Chilena, es trabajar para lograr el desarrollo transversal de todos nuestros atletas, en todo el territorio nacional, para ir generando condiciones que nos permitan apoyar los procesos de desarrollo de tal manera que todos aquellos jóvenes talentosos y decididos a llegar a los más altos estándares, puedan lograrlo, con el respaldo de entrenadores capacitados, que es otra de nuestras grandes tareas, y con el apoyo irrestricto de su federación. La meta es comenzar a construir otros 100 años de éxito para el atletismo chileno.
La forma de administrar el atletismo nacional debe variar, cada vez hay menos instituciones que por 100 años sigan gestionándose con las lógicas procedimentales-administrativas que en los últimos años sólo han variado en algunos reglamentos y estrategias. No se puede depender de normativas y acuerdos de un grupo directivo central quien en la lógica de una visión de túnel focaliza los esfuerzos hacia objetivos específicos como eventos, competencias y selecciones sin casi articular sinérgicamente con áreas sustantivas y necesarias en cualquier proyecto de desarrollo. El sistema deportivo nacional permite el error arbitrario sistemático como construir y administrar el proyecto de desarrollo estratégico del atletismo nacional en una lógica de (Top-Down) pensamiento desde arriba (directorio) hacia abajo (asociaciones de regiones) o de (dirigentes) a (entrenadores y atletas). Es necesario cambiar eso por una mirada de horizontal y avanzar hacia un futuro sustentable que se base en un plan estratégico prospectivo que disminuya la incertidumbre, la ambigüedad e inequidad, para con ello alcanzar los objetivos comunes del atletismo nacional a través de una administración innovadora.
Debemos avanzar desde el círculo vicioso de la “autonomía sin sustancia” donde cada uno hace lo que sus esfuerzos le permiten o lo que los intereses particulares proponen y alcanzar una “autonomía con pertinencia” donde podamos conectar esos objetivos y esfuerzos con los planes de desarrollo común, que se sustentarán en los acuerdos y respeto de hacia las diferencias. Una visión de futuro compartida, mediante una coordinación liderada por la Federación nos situará en la construcción de un “círculo virtuoso” para lo cual es necesario tener claridad en acuerdos básicos, en las condiciones mínimas para que cada región pueda hacer atletismo dignamente y disminuir las brechas de las condiciones de base (ubicación geográfica, infraestructura, densidad poblacional, etc.). Para ello es trascendental favorecer la sinergia entre los miembros de la comunidad atlética (atletas, entrenadores, dirigentes, aficionados), a través de iniciativas que fortalezcan el intercambio de ideas y aumenten las oportunidades para nuestros deportistas a nivel zonal y nacional (Campeonatos zonales, meetings, capacitaciones, etc.).
A lo largo de nuestro país existen un grupo de personas que por muchos años han sido capaces de sostener el tejido orgánico del atletismo federado nacional, ellos son dirigentes y técnicos de atletismo en regiones, los que alejados de los centros de decisiones fundamentales y del poder asumen la responsabilidad de liderar organizaciones en las que escasean desde los clubes, dirigentes, conviven la incomprensión de autoridades y la eterna dificultad de juntar recursos para rendir de manera permanente en los campeonatos importantes organizados en su mayoría en la Región Metropolitana. Estas personas que coordinan proyectos regionales exitosos son los que componen la lista dirigencial que aspiran a ser parte del directorio que presidirán la federación atlética de Chile durante los próximos cuatro años. Queremos ser capaces de impregnar el atletismo chileno con una visión de futuro compartida pero que respete la autonomía de cada región, mediante una gestión liderada por los actores regionales y coordinada por la Federación, esto nos situará en la construcción de un “círculo virtuoso”, basado en el dialogo horizontal “a favor de las diferencias pero en contra de las desigualdades”. La inclusión de visiones e identidades diversas (provenientes de distintos sitios), permitirán representar efectivamente la realidad transversal del atletismo nacional, además de configurar una federación participativa y contextualizada, donde las regiones y las comunas periféricas del área Metropolitana tengan las mismas opciones de oportunidades que las que las comunas de mayor desarrollo del centro metropolitano.
Las federaciones deportivas nacionales son entidades con personalidad jurídica, conformadas por representantes de todos sus miembros. Ellas poseen como objetivo el promocionar, facilitar, gestionar, organizar y controlar las prácticas concernientes a sus especialidades deportivas, desde una administración que favorezca el crecimiento integral de sus respectivos deportes. Las federaciones deportivas participan como agentes representativos del deporte en los diversos contextos sociales donde se desarrollan, siendo participes de procesos administrativos públicos y privados. Sin embargo, no poseen un modelo de gestión claro que permita otorgar rigurosidad organizativa, estructura funcional, ni planificación estructurada de procesos. En consideración a lo descrito es imperante avanzar hacia un modelo de gestión sustentando la inteligencia organizacional, es decir que considere todos los factores que pudieran influir en su desarrollo institucional, incluyendo su historia, contexto social, las ciencias y en gran medida sus recursos humanos. A continuación, se expone un modelo de gestión integral para la Federación Atlética de Chile, el cual posee lineamientos de acción claros, los cuales son al mismo tiempo precisos y flexibles. Su estructura pretender establecer una forma de trabajo planificada que facilite la comunicación entre los actores y sus potenciales aportaciones, además de la delimitación consensuada de metas comunes e individuales a nivel regional, zonal y nacional. El modelo integral de gestión para la federación atlética de chile se sustentará en cuatro etapas de acción, los cuales están sincronizados unos con otros y pueden desarrollarse de forma paralela: 1. Una Planificación Estructural 2. Una Planificación Estratégica Deportiva. 3. Una Planificación Operativa o Ejecutiva 4. Un sistema de evaluación y feed-back La primera etapa se refiere al establecimiento de una estructura organizacional y un organigrama de funciones establecidas de cada uno de los actores y órganos internos de la Federación Atlética de Chile (comisiones, gerencias, etc.). Además de elaborar y desarrollar en forma conjunta pautas de procedimiento y gestión, donde se incluyan también planes de desarrollo deportivo. La segunda tiene por objetivo el establecer planes de acción concretos y la elaboración de estrategias para alcanzar los objetivos trazados, previa participación de todos los actores atléticos en su elaboración y la evaluación de sus grados de factibilidad. Queda en evidencia la necesaria participación de todos los miembros diligénciales del atletismo nacional en esta instancia. La tercera etapa obedece a una planificación operativa en la que las ideas pasan al plano de las acciones y la concreción de cada uno de los proyectos establecidos a través de sus respectivas estrategias, es decir una fase operativa donde las iniciativas son validadas y ejecutadas, ello bajo un constante seguimiento y análisis de su articulación y desarrollo. En último punto hace referencia a la necesaria evaluación de cada una de las iniciativas, considerando sus indicadores iniciales y finales, además de la consideración de su grado de impacto a nivel cualitativo, que permitirán ir orientando continuamente el proceder de la Federación.
“Planificar no significa saber qué decisión voy a tomar mañana, sino que decisión debo tomar hoy para conseguir lo que quiero para mañana”.(Peter Drucker)
El Plan Estratégico de Desarrollo debe constituirse en un documento que exprese el futuro deseado para la Federación y a la vez una herramienta de trabajo útil, válido y comprensible para todas y cada una de las personas de la Institución. Con ese propósito, este Plan se gestionará buscando la incorporación de las distintas visiones presentes en la comunidad atlética de cada uno de sus estamentos, como una forma de ampliar las iniciativas, propuestas e ideas, sumar voluntades e involucrar a las personas, tanto en su diseño como la posterior implementación, seguimiento y evaluación. El Plan resultante de este proceso, dará cuenta de un detallado diagnóstico institucional, establecerá ejes prioritarios de desarrollo, objetivos estratégicos y operativos, actividades e indicadores de evaluación y seguimiento. La utilización de la confección de un metaplan con una metodología participativa asegura que la consideración de la opinión de todos los actores sea relevante y en el futuro quedaran plasmados en un documento que nos guíe hacia el éxito del atletismo nacional. PRINCIPIOS QUE SUSTENTAN LA PROPUESTA DE NUESTRO PROYECTO 1. Transparencia 2. Ética 3. Participación 4. Descentralización 5. El sistema como un todo y para todos